La salud es el bien más preciado que poseemos, sin ella no somos nada. Y cuando la salud se va llega la enfermedad y con ella todo ese aparato, entre burocrático e industrial, que es el complejo de la medicalización, mucho más interesado en la enfermedad y la comercialización de los diagnósticos y sus tratamientos aparejados que en la verdadera salud de las personas. Éstas en muchas ocasiones se convierten en víctimas de la codicia de toda esa máquina que resulta dañina.
Ella, una jovencita que se abre paso en la vida, recibe un conjunto de cartas escritas por su abuelo sobre la propia vida, las elecciones que hacemos, los diferentes intereses, por lo general políticos y comerciales, que intentan manipularnos. Y también sobre cómo enfrentar esas estrategias en favor de la libertad de conciencia y la dignidad de las personas.
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