Astenia primaveral ¿Qué es y cómo puedo evitarla?
Astenia primaveral es un término que estamos muy acostumbrados a escuchar cuando comienza esta estación, pero no todos estamos familiarizados con sus síntomas o, simplemente, no sabemos cómo abordarlos.
Podríamos definir la astenia primaveral como una sensación subjetiva y pasajera de cansancio, tanto a nivel físico como de forma intelectual. Los cambios producidos durante esta estación, en ocasiones, producen sentimientos de apatía, tristeza o nostalgia en algunas personas. En principio, no son síntomas excesivamente preocupantes, pero si no tomamos las medidas oportunas y acaban por alargase en el tiempo, pueden requerir de atención profesional.
La astenia primaveral no está considerada como enfermedad dentro del Catálogo de Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud. Se considera como un estado relacionado con desórdenes en el mecanismo fisiológico, que son habituales al tratar de adaptarse a los cambios producidos en esta estación.
Según los expertos, su incidencia se ha elevado durante los últimos años. Al parecer, entre un 10 y un 20 % de los pacientes que acuden a la consulta del médico de familia durante las primeras semanas de esta estación, lo hacen presentando cuadros de astenia. La estimación general es que, alrededor de un 2 % de la población, sufrirá sus efectos en algún momento de su vida, siendo más común su aparición en la franja de edad comprendida entre los 20 y los 50 años. Este incremento puede deberse a la evolución de la sociedad, así como a las características actuales del entorno que han provocado un aumento del estrés, de la ansiedad o de la hiperactividad, entre otros.
¿Qué síntomas son los más comunes?
La astenia primaveral se caracteriza por tener síntomas muy variables y, por lo tanto, es complejo identificarla. Simplemente podemos encontrarnos especialmente desanimados, inexplicablemente tristes o con una sensación de apatía. Son muchos los síntomas que presenta la astenia primaveral, pero tal vez los más comunes son: cansancio y somnolencia durante el día, falta de energía, alteración del sueño (sobre todo a la hora de conciliarlo), problemas de concentración y de motivación, irritabilidad, ansiedad, pérdida del apetito, cefaleas y disminución de la libido.
La astenia primaveral no va a aparecer en los momentos de mayor actividad por un sobreesfuerzo, más bien se percibe en el desarrollo de las tareas cotidianas. Tampoco debemos confundir una astenia primaveral con la depresión, pese a que algunos de los síntomas que definen la astenia sean compartidos con esta patología. En el caso de la astenia la apatía y la desgana se produce sobre algunas situaciones o tareas cotidianas, pero no sobre todos los ámbitos de la vida, como sucede con la depresión.
Aunque los síntomas de la astenia primaveral no son excesivamente preocupantes, afectan al estado de ánimo de las personas. Esto, provoca una disminución en las defensas inmunológicas del individuo, haciendo que sea más susceptible a sufrir otro tipo de enfermedades.
¿Por qué aparece la astenia primaveral?
La primavera se caracteriza por la aparición de múltiples cambios, sobre todo a nivel climatológico. La variación en las temperaturas, los cambios de presión, así como la humedad variable en el ambiente, pueden provocar reacciones en nuestro organismo que trata de adaptarse a estos cambios. El aumento de las horas de luz, sumado al factor del cambio de hora en nuestro país, también provoca que nuestro cuerpo deba enfrentarse a un proceso de adaptación radical en poco tiempo.
¿Cómo tratar la astenia primaveral?
Debemos plantear una estrategia que cubra tanto los hábitos de conducta como los nutricionales, para hacer frente a la astenia primaveral.
Si nos enfocamos en los hábitos de conducta, en primer lugar, debemos tener en cuenta que uno de los cambios más bruscos a los que nos enfrentamos en esta época, es el cambio de hora. Al día siguiente nos levantamos cansados y desorientados, en el mejor de los casos. Algo que aconsejan los expertos es anticiparnos a este cambio horario. Sabiendo que la modificación de nuestro horario, tiene unas fechas clave: restamos una hora el último fin de semana del mes de marzo (horario de verano) y sumamos una hora el último fin de semana del mes de octubre (horario de invierno). Sabiendo esto, es fácil anticiparnos e ir modificando progresivamente nuestros hábitos durante las semanas previas.
Tener unos horarios muy concretos (y respetarlos) tanto para las horas de sueño como para las comidas, también va a ayudar a prevenir los cuadros asténicos. A esto, podemos añadirle otro tipo de buenas prácticas como el ejercicio físico, la disminución de sustancias nocivas como el tabaco o el alcohol, aumentar las actividades que podemos realizar al aire libre o, simplemente, sacar tiempo para nosotros, tanto para hacer cosas que nos apetezcan y nos motiven como para conectar con nuestras emociones e identificar lo que nos produce malestar. Esto fomentará que tengamos una actitud más positiva que nos permitirá afrontar los diversos cambios.
En cuanto a la parte nutricional, lo más importante es tener una dieta sana y equilibrada adaptada a la época en la que estamos entrando. Priorizar los alimentos estacionales, disminuir las grasas y aumentar el consumo de fibra con abundancia de frutas y vegetales frescos, es algo que puede ayudar, así como el consumo abundante de agua.
¿Puedo consumir suplementos alimenticios o vitaminas?
Aunque lo ideal sería tener unos buenos hábitos alimenticios, realizar ejercicio, descansar correctamente y respetar los horarios, también sabemos que no siempre es posible. El actual estilo de vida nos empuja a hábitos de consumo de comida rápida y precocinada. No se consumen las verduras y frutas necesarias y es muy probable que tengamos ciertas carencias de algunos alimentos básicos y un exceso de otros que no son tan recomendables.
En estos casos, puede ser recomendable recurrir a un suplemento vitamínico o mineral para comenzar estas carencias o tratar de equilibrar los desajustes provocados por el cambio estacional. Uno de los recursos nutricionales más utilizados en esta época del año es el polen y la jalea real, que ayudan a contrarrestar el decaimiento y los síntomas de la astenia.
Holoram Alegrum de Equisalud, actúa como un bio-regulador energético y ayuda a mejorar los estados de ánimo ligados a la astenia psíquica.